Duro Felguera provoca un conflicto entre España y Argelia por intentar quedarse con el rescate
Duro Felguera, rescatada por el Gobierno con 40 millones de dinero público inicialmente, ha provocado un incendio entre España y Argelia después del lío por la estancia en España con pasaporte de ese país del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. La eléctrica pública Sonalgas pretende ejecutar un aval por valor de 55 millones y se niega a comparecer en un juzgado de Oviedo al que ha recurrido la compañía. Con esta ejecución, Argelia se quedaría con todo el dinero del primer pago del rescate, que puede llegar a 120 millones.
Según fuentes conocedoras de la situación, la empresa argelina exige el pago inmediato del aval, derivado del incumplimiento de los plazos en la construcción de una central de ciclo combinado, porque «hay un contrato que debe cumplirse» y no se da por aludida de la citación judicial. El juzgado de Instrucción número 11 de la capital asturiana dictó medidas cautelares que impiden a los bancos avalistas pagar ese dinero a Sonalgas.
Esta situación ha provocado la entrada del Ministerio de Asuntos Exteriores en el conflicto, justo después de lo ocurrido con Ghali y las conocidas represalias de Marruecos. Ya el año pasado el embajador español en Argelia, el hijo de Fernando Morán (el mismo que negoció la llegada del líder del Frente Polisario a España, como informó OKDIARIO), consiguió aplazar la ejecución del aval. Ahora de nuevo está mediando, con la diferencia de que la postura argelina es mucho más dura que hace un año.
Ayer mismo, se celebró una reunión en el país magrebí para tratar de buscar una solución. El nuevo consejero delegado de Duro Felguera, Jaime Argüelles, amenaza con llevar a Sonalgas a un arbitraje internacional porque entiende que no se dan las condiciones establecidas en el contrato para la ejecución. Pero al Gobierno no le interesa dilatar tanto tiempo la resolución de este nuevo incendio con Argelia, que es nuestro principal suministrador de gas.
El problema es que en estos 12 meses no se ha avanzado nada: ni la empresa ha terminado la construcción de la central, ni sus responsables han negociado una solución con Sonalgas, ni el Gobierno español ha hecho nada una vez que consiguió ese tiempo extra. Y ahora, cuando Argelia decide ejecutar definitivamente el aval, llegan las prisas.
Santander y Sabadell, en una situación imposible
¿Por qué lo ejecuta ahora? Las fuentes explican que ha aprovechado la primera inyección del rescate, cuando sabe que Duro Felguera cuenta con caja para hacer frente a este pago; si hubiera exigido el aval el año pasado, habría llevado a la empresa directamente a concurso de acreedores.
Los bancos que concedieron el aval en su día, Santander y Sabadell, se encuentran en una situación insostenible: por un lado, Sonalgas les exige el pago de los 55 millones y, por otro, el juzgado les impide abonarlo. Por tanto, son los principales interesados en que se resuelva el conflicto cuanto antes. En caso de que finalmente tengan que afrontar el pago, las entidades ejecutarán las garantías del aval a Duro Felguera y se quedarán con el dinero del rescate.
Duro Felguera incumplió los compromisos de construcción de la central de ciclo combinado (de gas) por su crítica situación financiera, que le imposibilitaba acometer las inversiones necesarias.
Como también informó OKDIARIO, el importe total del rescate comprometido por la SEPI (120 millones) coincide el importe que le adeuda el Gobierno venezolano por otra central de ciclo combinado, por lo que de facto se estaría rescatando a Nicolás Maduro. Si Argelia ejecuta finalmente su aval, no habrá dinero suficiente para cubrir la deuda del régimen chavista.
Los inversores huyen de la empresa
Por si fuera poco, OKDIARIO ha desvelado otro escándalo: los consejeros de la empresa dispararon sus indemnizaciones un 50% nada más pedir el rescate. Con todos estos problemas encima de la mesa, ninguno de los inversores potenciales interesados en entrar en el capital de Duro Felguera se decide a dar el paso. De hecho, ni siquiera el Principado de Asturias ha inyectado los 6 millones que se comprometió a aportar.
Esto pone en peligro la supervivencia de la empresa, porque la SEPI ha condicionado el pago de los 80 millones restantes a la entrada de un nuevo inversor industrial. Si finalmente no llega ninguno y el rescate se queda en los 40 millones que pueden acabar en Argelia, el concurso será inevitable y el dinero público se habrá tirado a la basura.